Dime en qué familia te has criado... y te diré cómo manejas tus emociones. Es lo que viene a decir un estudio efectuado en Finlandia con casi un centenar de bebés.
El objetivo de este estudio era determinar cómo reaccionan a las emociones los niños dependiendo de la familia en la que se criaron en su primer año de vida. El resultado, sorprendente.
El estudio, que se ha llevado a cabo por la Universidad de Tampere (Finlandia) a lo largo de diez años, consistía en observar la reacción instintiva de los bebés de más de un año ante imágenes de rostros sonrientes y su reacción frente a rostros enfadados o enojados. Se medía sobre todo el tiempo de reacción ante cada uno de estos estímulos emocionales y si decidían prestar atención a otro tipo de estímulo que no estuviera relacionado con ninguna emoción.
¿El resultado? Ambos grupos de niños prestaron atención a los estímulos emocionales negativos. Pero había una diferencia:
1. Primer grupo: Los niños que se habían criado en un hogar en donde el vínculo afectivo era muy fuerte (padres con una relación estable y mucha interacción con su hijo), prestaron atención de inmediato a los estímulos negativos, pero en seguida desviaron la atención en otra dirección.
2. Segundo grupo: Los bebés que se había criado en hogares desestructurados, en donde la unión y el vínculo no era fuerte, prestaban atención a los estímulos negativos y les costaba más apartar la mirada de ellos.
3. Tercer grupo: Había un tercer grupo, el de bebés que se habían criado en un hogar sin normas claras, falta de límites y poca confianza. Estos bebés no conseguían apartarse de los estímulos negativos.
¿Conclusión? Los bebés que crecen en un hogar unido saben enfrentarse a los estímulos negativos. Reaccionan ante ellos apartándose. Los niños que crecen en un hogar desestructurado y con un vínculo débil entre sus miembros, tienen más problemas para hacer frente a sus emociones, no saben deshacerse de los estímulos negativos, no son capaces de 'desconectar' de ellos. Así como los niños que crecen sin límites ni normas. No saben manejar sus emociones.
La teoría del apego no sólo se refiere a la madre
Hasta ahora, la teoría del apego se centraba en la relación entre madre-hijo. Los estudios se afanaban en demostrar la importancia que tiene para un niño la relación con su madre en los primeros años de vida. Sin embargo, este nuevo estudio va más allá. Al bebé no sólo le influye la relación con su madre, sino la relación con su familia. La relación de su madre con su padre y la relación de ambos con él.
Por lo tanto, la familia al completo, incluidos los hermanos, influyen en el aprendizaje emocional de los niños. Los problemas o dificultades para canalizar las emociones se traducen, en un futuro, en problemas de ansiedad, autoestima y dificultad para relacionarse con los demás.
Fuente: https://www.guiainfantil.com/blog/familia/padres/el-futuro-emocional-del-bebe-depende-de-la-familia-en-la-que-se-cria/
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